Los años comprendidos entre 2015 y 2024 han sido declarados por la Organización de Naciones Unidas (ONU) como el Decenio Internacional para los Afrodescendientes, convocando a hacer una revisión de la situación abarcando la justicia, la inserción y el desarrollo de este grupo vulnerabilizado y marginado.
En este informe del Observatorio Legislativo de Cuba analizaremos esta cuestión, haciendo hincapié en la importancia del reconocimiento de la problemática como impulso principal a la puesta en marcha de políticas específicas para abordarla.
Este reconocimiento, que debe ser tanto individual como colectivo, parte de asumir la herencia africana de personas que han sido sometidas a procesos de despojamiento cultural, asimilación, negación de la propia identidad, falta de estadísticas certeras entre otros procesos que subyacen al proceso de socialización en todos sus niveles.
El racismo está presente (y siempre lo ha estado) en la sociedad cubana, así como también lo está en el resto de los países de América, las personas afrodescendientes sufren como consecuencia diversas carencias materiales y dificultades en el acceso a la educación y posteriormente al sistema laboral con más frecuencia que el promedio de la población. Si bien esta situación ha sido reconocida por el Estado en Cuba, es el mismo Estado quien se ha encargado de minimizarla.